Detección temprana de la enfermedad de Alzheimer

Detectarlo es sinónimo de mejorar la calidad de vida

Las causas exactas que provocan la enfermedad del Alzheimer aún no se conocen con exactitud. A nivel científico, se cree que es producto de una combinación de factores genéticos, ambientales y de estilo de vida llevado en la vida adulta, son los principales causantes de esta enfermedad.
Según el Instituto nacional de la edad de los Estados Unidos, “El factor de riesgo conocido más importante para el Alzheimer es la edad. Se estima que un tercio de todas las personas mayores de 85 años de la población mundial, podría tener la enfermedad de Alzheimer”*.
Dentro de los factores genéticos, están asociados con mutaciones de genes heredadas de padres a hijos. Estas mutaciones están relacionadas con la producción y acumulación anormal de proteínas beta-amiloide en el cerebro. Sin embargo, estas formas hereditarias representan una pequeña proporción de todos los casos de Alzheimer.
Y en cuanto a los factores ambientales, principalmente se encuentran en el estilo de vida que la persona ha llevado en su adultez; sedentarismo, tabaquismo, obesidad y dieta poco saludable, provocan en estado prolongado un riesgo real y tangible de contribución a la progresión de la enfermedad de Alzheimer.

¿Porqué es importante una detección temprana y cómo lo debemos tratar?
Diagnosticar la enfermedad de Alzheimer, es un proceso que lleva varios estudios, que tienen que ver principalmente con el comportamiento de la persona y sus cambios, desde el consultorio, un Doctor especializado en Neurología, debe poder determinar si a partir de los resultados se encuentra ante un caso de demencia o es la enfermedad mismo.
Evaluación de los síntomas: el neurólogo realiza una evaluación exhaustiva de los síntomas y cambios cognitivos que está experimentando el individuo. Esto incluye preguntas sobre la memoria, el lenguaje, la atención y la capacidad para llevar a cabo actividades diarias. También se pueden involucrar a familiares o cuidadores cercanos para obtener información adicional.
Además, el médico también puede solicitar la participación de familiares, cuidadores u otros seres cercanos para obtener información adicional sobre los cambios observados en la persona.
La evaluación clínica también puede incluir pruebas de memoria y otras funciones cognitivas. Estas pruebas se realizan para evaluar el rendimiento cognitivo en diferentes áreas y ayudar a identificar patrones de deterioro asociados con el Alzheimer.
Pruebas de memoria y cognitivas: Se pueden utilizar pruebas estandarizadas para evaluar el rendimiento de la memoria y otras funciones cognitivas. Estas pruebas pueden incluir recordar palabras o listas de elementos, realizar tareas de atención y concentración, resolver problemas y responder preguntas relacionadas con el lenguaje.
Las pruebas de memoria pueden incluir tareas en las que se pide a la persona que recuerde y reproduzca una lista de palabras o imágenes después de un período de tiempo. También pueden involucrar la memoria de trabajo, que implica mantener y manipular información en la mente durante un corto período de tiempo.
Evaluación neuropsicológica: Un neurólogo especializado en el diagnóstico del Alzheimer puede llevar a cabo pruebas más detalladas y específicas para evaluar el rendimiento cognitivo en diferentes áreas. Estas pruebas pueden ayudar a identificar patrones específicos de deterioro cognitivo asociados con la enfermedad de Alzheimer.
El neurólogo llevará a cabo una serie de pruebas neuropsicológicas diseñadas para evaluar funciones cognitivas como la memoria, la atención, el lenguaje, las habilidades visuoespaciales, las funciones ejecutivas y otras áreas relacionadas. Estas pruebas pueden incluir tareas de memoria, pruebas de atención y concentración, pruebas de habilidades visuoespaciales y pruebas que evalúan la capacidad de planificación, organización y resolución de problemas.
Pruebas de imagen cerebral: las técnicas de imagen cerebral, como la resonancia magnética y la tomografía, pueden revelar cambios estructurales y de función en el cerebro. Estas pruebas pueden mostrar la presencia de placas de beta-amiloide, características distintivas del Alzheimer.
En resumen, para poder detectar o diagnosticar la enfermedad de Alzheimer es importante estar atento a los cambios que una persona pueda presentar en su vida diaria, tanto a nivel cognitivo como a nivel de memoria. Pequeños cambios juntos, pueden representar una alerta temprana, descartando episodios como amnesias o cambios de caracter que puedan ser ocasionales, es necesario consultar al médico acompañado por un familiar de ser necesario. Ya que no siempre la persona es capaz de detectar esos cambios de comportamiento por si solo, la atención de los cuidadores o familiares, resulta esencial a la hora de tomar la consulta y que se realicen los exámenes mencionados anteriormente.
Es importante destacar que la detección temprana del Alzheimer es un proceso complejo y requiere una evaluación completa por parte de profesionales médicos especializados. Si hay preocupación por los síntomas de deterioro cognitivo en el núcleo familiar del paciente, es fundamental buscar atención médica para una evaluación adecuada.
Fuentes: Mayoclinic, Instituto Nacional de la edad ( USA)