Beneficios de una institucionalización oportuna en los adultos mayores

Disertación del Dr. Miguel Yavarone en el congreso de Gerontología

Es indiscutible que la decisión de utilizar los servicios de un ELEPEM es una decisión difícil para cualquier persona o familia.
También es indiscutible que cada caso es único y que se basa en una variedad de factores.
Desde ADERAMA, y basados en nuestras experiencias, entendemos, o más que
entendemos, estamos convencidos, de la importancia de contar con orientación profesional (médicos, asistentes sociales, psicólogos, y otros actores de la salud) que ayude tanto a la persona mayor como a su familia a visualizar y reconocer el momento oportuno para pensaren el ingreso a un ELEPEM. Este mismo profesional podría también asesorar sobre cuales son las características y los servicios que la persona requiere, de modo de guiar la búsqueda entre la gran paleta de opciones de residenciales.
Claro que la situación más deseable, pero la que en menor medida se da, es aquella en que la que la persona mayor lucida, entienda, quiera, busque y solicite la institucionalización, y por otro lado están los matices en los que la familia, por diversas patologías o circunstancias médico-legales, tengan que decidirlo. En cualquiera de los casos, algunos de los que se considerarán al momento de pensar en la institucionalización de una persona mayor en un ELEPEM incluyen:
El estado de salud general del individuo: cuando una persona que sufre de una enfermedad crónica, una discapacidad o un deterioro cognitivo que requiere atención especializada y de cuidado constante, puede ser el momento adecuado para considerar los servicios de atención en un ELEPEM, pues los requerimientos de atención y cuidados son a menudo superiores a los que una familia puede proporcionar en el hogar.
Capacidad de la familia para proporcionar atención: Si la familia no puede proporcionar el nivel de cuidado que el ser querido necesita debido a limitaciones de tiempo, recursos o habilidades, entonces puede ser el momento adecuado para considerar un ELEPEM.
Es importante recordar que la atención en el hogar también puede ser costosa y agotadora, tanto física como emocionalmente. Por supuesto también tenemos a aquellas personas mayores que directamente no cuentan con este tipo de redes de contención.
Soy un convencido de que desde ADERAMA tenemos la misión de ayudar a romper con ciertos prejuicios aún arraigados en nuestra sociedad, como aquel en que los residenciales serían algo así como un depósito de personas.
Como contracara de esto, es innegable, y por suerte es cada vez más visible ante los ojos de la población, que la situación de los residenciales en nuestro país ha mejorado considerablemente en los últimos años.
Tomándonos como ejemplo, todos nuestros asociados tienen la obligación de estar registrados con los entes reguladores (MSP y MIDES) para poder formar parte de nuestra asociación, dando así inicio al respaldo del marco legal regido por la ley 19430 (incorpora en Uruguay el marco jurídico a los parámetros establecidos por la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores), ley 17066 que establece las condiciones mínimas exigibles a los efectos de la habilitación, las competencias de contralor y las posibles sanciones a las que estamos sujetos otorgando
al MSP las competencias de regulación, fiscalización y habilitación, además de la ley 19355 en su artículo 518 donde se le otorga al MIDES las competencias de regularización y fiscalización en materia social.
Estas tres leyes son reglamentadas a través del Decreto 356/016 las cuales define específicamente las condiciones exigibles de funcionamiento. Además ante esto por el compromiso que ADERAMA, como bien marcan nuestros
estatutos, una vez hay una solicitud de ingreso de un nuevo socio se indaga las buenas prácticas y costumbres tanto empresariales como sociales de su proyecto. Evaluamos el perfil de nuestros asociados para la tarea que les toca hacer por el rol fundamental que tienen a nivel social y humanitario. Y a esto tenemos un comité de ética encargado de evaluar, en el transcurso de la actividad, estas prácticas, pudiendo hacer intervenciones puntuales para bridar a nuestro usuarios una vejez gratificante y digna en el marco de las leyes antes dichas.
Ya hemos hablado entonces sobre algunos de los factores que llevan a pensar en la institucionalización, así como de nuestra apuesta para que esta cada vez más sea una opción basada en la confianza de que un ELEPEM, está lejos de ser aquel “depósito de viejos” que está en el imaginario de cierta parte de la población y que aún hoy, es un eco que a veces tiene un efecto de culpa sobre las familias que están pensado en esta posibilidad o de inseguridad en el mismo adulto mayor. Volvamos entonces, a reflexionar sobre el concepto de la institucionalización oportuna. Algo que sucede de manera oportuna se refiere a que se realiza en unas circunstancias o un momento indicados para producir el efecto deseado.
Entonces, en contraparte, ¿que sería una institucionalización no oportuna
Una institucionalización no oportuna, podría ser aquella que reconozcamos como “fuera de tiempo”. Una institucionalización precoz, coartaría las posibilidades de la persona mayor de disfrutar de su autonomía en su propia casa, privándolo de sus rutinas y espacios, con el impacto psicológico que esto conlleva.
Una institucionalización tardía, podría encontrar a la persona mayor en un estado de deterioro físico o mental con la dependencia que eso conlleva, que podía haberse evitado de contar con los cuidados necesarios, que como dijimos antes, aun con la mejor de las voluntades y guiados por el cariño, las familias muchas veces no pueden brindar.
¿Y cuál es el efecto deseado en la institucionalización oportuna?
Sin dudas, la meta es brindar la atención y cuidados necesarios para mantener la mejor calidad de vida posible de la persona mayor, respetando su individualidad y sus derechos.
¿Y que podemos brindar desde nuestros ELEPEM para el cumplimiento de esta meta?
– Cuidado de calidad: Los ELEPEM de nuestros asociados están diseñados para
proporcionar un ambiente seguro, confortable y cuidado de calidad para los residentes.
– Mayor seguridad: La institucionalización proporciona una mayor seguridad para los adultos mayores que sufren de problemas de salud o discapacidades. Tenemos personal capacitado y equipamiento especializado para ayudar a manejar problemas de salud específicos.
-Asistencia y cuidados en la vida diaria: Los adultos mayores que tienen dificultades para realizar actividades diarias como cocinar, limpiar o bañarse, reciben esta asistencia. Esto les permite vivir de manera más independiente y con dignidad.
-Compañía y socialización: Los adultos mayores que viven solos pueden experimentar aislamiento social, lo que puede tener un impacto negativo en su salud mental y física. En los ELEPEM los residentes tienen la oportunidad de socializar con otros adultos mayores y participar en actividades y eventos sociales. En este sentido es importante recalcar la asistencia fundamental que tuvimos frente a la reciente pandemia por COVID 19.
Cuando a la población y en particular a las personas adultas mayores se les
recomendaba desde el ámbito gubernamental y académico a tener un asilamiento social fundamentado en el miedo de padecer una virosis respiratoria que podría desembocar en una muerte inminente, dolorosa y solitaria; en los residenciales se contuvo esta situación, se brindó apoyo, no solo por la posibilidad de compartir con sus pares y disminuir ese aislamiento que generó en muchos casos estados, los cuales vemos hasta el día de hoy, de declinaciones funcionales y deterioro de la calidad de vida por miedo, ansiedad,
depresión, etc., sino a contención a nivel de la atención medica ya que vivenciamos un miedo generalizado hasta para los mismos actores de salud y en particular médicos que catalogaban a cualquier patología febril o respiratoria o mismo con declinación (situaciones frecuentes en un adulto mayor) como COVID 19 dando una asistencia de baja calidad dejando de lado muchas otras patologías con similares características, situaciones que gracias a los médicos directores y equipo de salud en general de los residenciales se pudo mantener con esfuerzo y dedicación. Y un dato no menor y de relevancia a dar a conocer es que la mortandad y comorbilidades asociadas a el COVID 19 fue menor en los usuarios de los residenciales que para la población general en esta
misma franja etaria.
-Mayor acceso a servicios médicos: Al estar los ELEPEM dirigidos por personal de salud (DT médico, enfermería, asistente social, psicólogo, etc.) la articulación con los servicios médicos regulares mutuales, incluyendo exámenes de salud, chequeos médicos, consultas de urgencia/emergencia, etc., estará mejor orientada, disminuyendo así tanto costos como la consultas en ocasiones innecesarias, que crean en muchos casos, dada la sobre consulta, errores diagnósticos y terapéuticos.
-Mejora de la nutrición: Proporcionar comidas balanceadas y nutritivas a los usuarios con los requerimientos nutricionales que corresponden para esta franja ayuda a mantener una buena salud y prevenir enfermedades.
-Actividades y terapias: Ofrecer una variedad de actividades y terapias para mantener a los residentes activos y comprometidos. Esto puede incluir ejercicios físicos varios, terapia ocupacional, actividades sociales y recreativas, plástica, arte, estimulación cognitiva, musicoterapia, entre otros. Y además acceso a recursos adicionales, como fisioterapeutas, trabajadores sociales, psicólogos, y otros profesionales de la salud que pueden brindar atención especializada y apoyo adicional.
– Mejora en la gestión de medicamentos: En los ELEPEM, los residentes reciben una gestión adecuada de medicamentos, lo que puede ser especialmente útil si tienen condiciones crónicas que requieren múltiples medicamentos. Esto ayuda a prevenir errores de medicación y garantizar que los residentes estén tomando sus medicamentos según lo indicado por sus médicos.
-Menor riesgo de caídas y lesiones: Los adultos mayores que viven solos corren un mayor riesgo de sufrir caídas y lesiones en el hogar. El personal puede tomar medidas para prevenir caídas y lesiones, como asegurarse de que los residentes usen dispositivos de asistencia, como sillas de ruedas o andadores, según sea necesario.Y por otro lado tener en cuenta que un ELEPEM tiene por norma la accesibilidad edilicia correspondiente (rampas, barandas, pisos adecuados).
-Reducción de costos a largo plazo: Aunque la institucionalización puede parecer costosa a corto plazo, a largo plazo puede ser más rentable que la atención en el hogar no solo por los requerimientos de tiempo en la búsqueda de personal capacitado, el costo en sueldos, aportes, etc. de los mismos, sino que al proporcionar servicios médicos y cuidados de calidad puede ayudar a prevenir enfermedades y complicaciones costosas.
-Tranquilidad para la familia: La institucionalización puede proporcionar tranquilidad y alivio para el núcleo de los adultos mayores. Saber que sus seres queridos están recibiendo atención de calidad y están en un ambiente seguro puede reducir el estrés y la ansiedad de la familia. Así se puede aliviar la carga de cuidado en familiares. Esto puede permitir que tengan tiempo libre para cuidar de sí mismos y hacer frente a sus propias necesidades.
-Protección contra el abuso y la explotación: Los adultos mayores que viven solos pueden ser vulnerables a cualquier tipo de violencia sea física, psicológica, patrimonial, etc. El personal está capacitado para detectar y prevenir el abuso y la explotación.
En resumen, desde ADERAMA, apostamos a que nuestro trabajo y compromiso ayude a visibilizar el rol de los ELEPEM a nivel social y dar a conocer algunos de los tantos beneficios que se tiene a la hora de decidir una institucionalización. Entendemos también que ante todo esta la persona y es esta (en el mejor de los casos) o su tutores legales quien/es deberá/n decidir el momento oportuno, por lo que hay que brindar información y orientación para una correcta decisión. En definitiva, una institucionalización oportuna en los adultos mayores puede proporcionar una variedad de beneficios importantes, incluyendo cuidados de calidad, seguridad, compañía, reducción del estrés y la carga a su núcleo familiar, acceso a servicios médicos, mejor nutrición, actividades y terapias, asistencia en la vida diaria y gestión adecuada de medicamentos generando así un impacto positivo en la calidad de vida de nuestros adultos